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3 ene 2024

LAS ARDILLAS DE LA TACONERA



En el Parque de la Taconera de Pamplona, un grupo de ardillas rojas (Sciurus vulgaris) se ha convertido en la principal atracción de los visitantes que acuden a ver los animales. «¡Mira, allí hay dos! No, ¡espera, son tres! ¡Y mira, otra más!», grita un niño emocionado. Estos pequeños mamíferos, con cuerpos que miden entre 19 y 24 cm y colas peludas y esponjosas de hasta 20 cm, encuentran su hábitat entre los árboles de este parque y captan la atención de quienes visitan los jardines en busca de las ciervas, por ser más cercanas y simpáticas.

No tienes más que sentarte a ver a estas ardillas hiperactivas para darte cuenta de que son las favoritas de muchos txikis. El Parque de la Taconera cobra vida con la presencia de estos animalicos con pelajes que van desde el marrón oscuro o negro hasta tonos más claros, rojizos y pardos. Su actividad durante el día y sus movimientos ágiles no pasan desapercibidos para quienes pasean por los senderos alrededor de los fosos de estos jardines. De repente, en mitad de la tranquilidad matinal que caracteriza al parque, se escucha, «tac, tac, tac». Un rítmico golpeteo rompe el silencio de la zona y pone en alerta a todos los ejemplares de ardilla roja. El sonido proviene de una familia que se acerca. Es un padre que acompaña a sus hijos y en la mano lleva un par de nueces que golpea entre sí y reproduce un sonido que llama la atención de las ardillas. Cuidadosamente acuden al lugar varias urtxintxak y rodean amablemente a la familia que porta el alimento. Esperan pacientes a que los niños esparzan sobre el murete perimetral del parque los trocitos de nuez para entonces sí, bajar de las ramas y alimentarse.


Estas ardillas urbanas construyen sus hogares en nidos esféricos, con un diámetro de entrada de aproximadamente 22 cm, ubicados entre las ramas de los árboles o en oquedades de los troncos. Estos nidos les ofrecen refugio y están recubiertos con materiales naturales como musgo y hojas. Las ardillas tienen varios nidos. Esto les permite cambiar de uno a otro para despistar a sus depredadores. En este entorno, las ardillas deben cuidarse principalmente de especies voladoras como las aves rapaces, así como de otros pájaros oportunistas como la picaraza. La dieta de las ardillas incluye semillas y frutos como las sámaras de los arces (helicópteros), bellotas, piñas; además de las nueces que les proporcionan los vecinos de la ciudad. Aunque su presencia es silenciosa, las ardillas urbanas agregan un toque de naturaleza a la urbanidad del parque.

Es curioso ver a estas ardillas rojas involucradas en sus interacciones sociales, correteando por el suelo y jugando al «pilla, pilla» en los troncos de los árboles. Forman pequeños grupos que delimitan territorios con discretas marcas olfativas de orín. Estos animales no solo son parte del ecosistema del parque, sino que también se han convertido en testigos silenciosos de la vida urbana en Iruña. Su presencia reciente ya forma parte del paisaje que da vida a este rincón de la ciudad.


Galería fotográfica

Fotografías: Iñigo Leiva






































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