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16 may 2024

PESCA MAGNÉTICA EN EL ARGA



Varios paseantes se detenían esta tarde sobre el arco central del puente de la Magdalena. Miraban perplejos las capturas de tres pescadores que realizaban sus lances aguas abajo del río Arga. Allí Pep Serra, su hijo Mael Serra e Ibón Soteras exponían dos esferas de hierro macizo que acababan de sacar del lecho fluvial. La adquisición la habían realizado utilizando únicamente unos imanes de neodimio atados a un extremo de una cuerda de escalada. Esta actividad se llama pesca magnética y es una afición que resulta compatible con el voluntariado que realizan desde hace años: limpiar el cauce del río navarro.

"Son balas de cañón de la Tercera Guerra Carlista", aseguraba Pep Serra según un primer reconocimiento realizado por arqueólogos navarros que están en contacto con ellos. Los proyectiles de unos 9 y 6 kilos respectivamente habrían permanecido en el fondo del Arga desde la década de 1870, cuando tuvo lugar la tercera contienda carlista. Algo que les aseguran desde Arqueología Navarra es que en la zona tuvo que haber un batallón en esa época, y prueba de ello es que estos pescadores magnéticos, que se hacen llamar Magneto Anglers (Anzuelos magnéticos), han sacado ya unos 40 proyectiles similares en esta zona de la Txantrea.

"También hemos encontrado un subfusil de la guerra civil y una carabina -añade Serra hijo-, el subfusil es un Labora Font Bernart de fabricación catalana". El joven pescador relata cómo se sorprendieron los agentes de Policía Nacional cuando contactaron con ellos tras el hallazgo y vieron el arma. "Está en muy buen estado de conservación", relata Soteras dispuesto a enseñar una fotografía del arma rescatada.


Subfusil Labora Font Bernart encontrado en el Arga junto a varios proyectiles de cañón y balas. Foto: Ibón Soteras

La ley exige a quienes encuentran un artefacto explosivo, munición o armas a ponerse en contacto con la autoridad encargada de su revisión, registro y desactivación si fuese necesario, a efectos de eliminar riesgos derivados de explosiones. En el caso de los proyectiles macizos -sin capacidad explosiva- y solicitado por Policía Nacional para evitar una saturación del servicio por los continuados descubrimientos, permiten a estos pescadores magnéticos acumular cierto número de ejemplares, para después realizar entregas más distanciadas en el tiempo, a ellos o al departamento de arqueología de Navarra.

Labor de limpieza

Pese a que encontrar estos elementos castrenses adquiere un nivel noticioso y asombrante, la labor de estos pescadores no se basa en deleitar a los viandantes con objetos bélicos. La principal función de esta afición que comparten Serra, padre e hijo, Soteras y un cuarto amigo llamado Oscar González es limpiar de chatarra el río Arga.

Objetos metálicos sacados del Arga. Foto: Ibón Soteras

Chatarra metálica del Arga. Foto: Ibón Soteras



Hasta ahora, su tramo de actuación ha sido el cauce que va desde el Batán de Atarrabia hasta la zona de Trinitarios. Aseguran que han sacado todo tipo de objetos metálicos como tijeras y clavos pero también carros de la compra, bicicletas y hasta un asiento de un coche. Diferencian las zonas según la cantidad de basura metálica que han conseguido recuperar y la peor puntuación se la lleva el tramo que recorre el barrio de la Rotxapea. Abundan los desperdicios en el lecho rochapeano, donde han encontrado la mayoría de objetos voluminosos que se han descrito.

Técnica sencilla

La manera de conseguir sacar las piezas metálicas del fondo fluvial es sencilla y guarda muchas similitudes con la pesca tradicional. De este antiguo arte se precisa sobre todo la paciencia que hay que tener.

Es preferible buscar un sitio elevado desde el que lanzar los imanes de neodimio que van atados al extremo de una cuerda de escalada -en este caso- de varios metros. También se pueden realizar lances desde la orilla, pero es más probable que el imán se quede enganchado entre las raíces que extienden por el fondo los chopos y sauces del soto.

La técnica consiste en balancear el imán con una mano para que consiga la suficiente inercia antes de ser lanzado hacia el agua. En la otra mano hay que sujetar el sobrante de cuerda que se irá extendiendo detrás del imán cuando este se dirija hacia el río. Es conveniente atar el extremo opuesto de la cuerda a algún sitio fijo para evitar perder el cabo.

Ver vídeo de un lance de Ibón Soteras



Una vez lanzado y en el fondo, hay que recoger poco a poco la cuerda y sentir en ella cómo se comporta el imán. Cuando algún elemento metálico queda pegado a la pieza de neodimio, el peso aumenta e "incluso se suele escuchar el ruido", comparte Soteras.

Conseguida la unión, solo hace falta ir sacando poco a poco la cuerda para conseguir traerlo hasta tu posición. Los imanes que utilizan los miembros de Magneto Anglers oscilan entre los 180 kg y los 700 kg de fuerza real. Se pueden adquirir por internet.

Voluntariado

"Me dedico a limpiar el cauce del río desde hace 3 años", confiesa Pep, que ahora utiliza imanes como su hijo para llegar a aquella basura que hasta hace poco era inalcanzable. Vicariamente colaboran con la arqueología local cada vez que encuentran algún objeto olvidado en el tiempo, pero sobre todo, lo que ganan es la felicidad que aporta el voluntariado. El beneficio de una actividad altruista es intangible, invisible, muchas veces incomprensible, pero de cualquier forma es el magnetismo más grande que nos puede unir como personas a esta tierra. Gracias a todas esas personas.

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