Perdona que te moleste | Opinión.- – ¡No, Harry, no! ¡No vayas a la luz! –No puedo evitarlo. ¡Es tan bonita! Instantes después de esta conversación, Harry, una mosca embaucada por la hermosa luz negra que desprende una trampa para insectos, en una de las escenas de la película Bichos, una aventura en miniatura, termina su cameo electrocutado mientras su amigo revolotea a escasos centímetros del incidente, sin poder hacer nada por él. De manera irremediable, nuestros instintos más arcaicos se imponen a cualquier razonamiento de nuestro cerebro, que pretende lograr la supervivencia de su portador. Esta disociación orgánica de nuestra materia gris con el resto del cuerpo es necesaria para vislumbrar en estos comportamientos, reflejos que hoy en día ignoramos que sabemos. Me encanta hipotetizar sobre cómo serían los primeros asentamientos humanos de la historia. Paso largos periodos de tiempo retrocediendo con mi imaginación a los inicios homínidos de nuestros ancestros, atisbo sus descubr...